Lübeck en Alemania


Pues nada que el pasado 12 de enero como regreso de vacaciones de Navidad me tocó viajar por motivos de trabajo a Lübeck en Alemania. Se trata de una ciudad a 65 kilómetros al norte de Hamburgo con un bonito centro de la cuidad de origen medieval.



La idea como siempre que voy fuera a un sitio distinto es probar la comida local así que, tras convencer a los compañeros de trabajo, la primera de las noches que me toco dormir en Lübeck decidimos ir a cenar a el restaurante RatsKeller, que se encuentra situado en los bajos del propio ayuntamiento de la ciudad. Si en los sótanos del ayuntamiento con acceso al local desde la plaza principal de la cuidad.

Y que mas local que un buen codillo (así también hago honor a mi hashtag cuando salgo a Alemania #searchingforcodillodesesperadamente). Pues bien aquí el codillo lo prepararon de una manera ligeramente distinta a otros que he comido, se trata de codillo cocido, con la piel blanda, nada churruscada por el horno. Pero estaba de vicio, mamaiña, tierno, suave y con la piel blanda y jugosa, como si fueran los morros de un cocido gallego. Y acompañando el codillo el chucrut, las patatas cocidas y un buen puré de guisantes. Para chuparse los dedos. Este que veis abajo es el plato de cada uno de los comensales.


De postre tomamos algo que es totalmente tradicional de la ciudad, el mazapán, de hecho aqui está una de las mejores tiendas de mazapán de Alemania 


Y de beber, a pesar de que aquí hacen un vino tinto (Lübeker Rotspon) desde épocas de Napoleón (mas que hacer lo crían en barricas de madera tras comprar graneles en Francia), nos decantamos por las cervezas y al final un licor de la casa (algo así como un anisete con otras cosas).



El local con una decoración muy Alemana.


Otro de los días antes de cenar acudimos a una cervecería donde elaboran sus propias cerveza que solamente se vende en este local, también puedes comer, pero habíamos quedado en cenar en otro lugar. Aquí tomamos la cerveza del mes que se elaboraba solo para el mes de enero.


Y cuando digo que hacen su propia cerveza en el local lo digo en serio ya que al lado de la mesa donde estábamos bebiendo las nuestras, estaba la pota que se encontraba en pleno funcionamiento. En la foto no se ve pero expulsaba vapor de agua.


De aquí nos fuimos a cenar al Kartoffelkeller (la bodega de la patata) donde todo lo que se elabora está alrededor de la patata, la carne o el pescado está solamente para acompañar al producto estrella. Hasta los postres están elaborados con patata.


Nuevamente el local se encontraba en un sótano, así que para abajo fuimos.



Y la cena consistió en un poupurri de cosas con patatas, realmente extraños pero sabroso, había algo de huevo, un par de trozos de carne, salmón u bacalao por ahí pero lo importante eran las patatas. Por cierto que buena la salsa de mostaza.


Y hasta aquí mi incursión a la gastronomía en Lübeck. Recomiendo los tres locales sin ningún problema. Y ser pacientes que la comida tiene que prepararse y lleva su tiempo, para eso se han inventado las jarras de cerveza, para esperar esa media hora hasta que están los platos listos para comer.

Comentarios

  1. Extraordinario sobre todo la manera ejemplar como colocan huevos fritos sin que parezca un desayuno.

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